ESPACIO UNIQUE
Camila Edwardsen trabaja con plantas silvestres, le interesan los paisajes naturales y cree que la belleza está en lo simple. Hace composiciones florales y a través de su arte busca redefinir el concepto de maleza. Tal como ella dice: “Existe belleza en cada detalle imperfecto”.
02.08.2022
¿En qué consiste la técnica que usas?
La técnica que uso para las composiciones florales se llama prensado botánico, que consiste en ir deshidratando rápidamente las partes de una planta, y ejercer presión para conservar su forma, lo que evita la pérdida de color típica del proceso de marchitamiento.
¿Cómo descubriste esta pasión y cuánto tiempo llevas en esto?
En realidad hacer herbarios prensados era una práctica común que se hacía en mi carrera para identificar distintas especies de malezas, y es una actividad que he ido ejerciendo de forma recreativa durante todo este tiempo.
El taller va a cumplir dos años, pero en la práctica del prensado floral al menos llevo 10 años.
¿Tienes algún artista referente?
Sí. La verdad es que me llaman mucho la atención unas chicas españolas que tienen una tienda llamada Taller Silvestre, siento una gran admiración por la forma en la que resaltan la efímera sutileza de la naturaleza. Ellas han sido una gran referencia para desarrollar el carácter que hoy quiero impulsar en mis creaciones.
¿Cuál es tu principal fuente de inspiración a la hora de crear?
Realmente no tengo una inspiración particular, porque el trabajo de componer con flores ya es algo muy inspirador en sí. Encuentro que los materiales que ocupo son cada uno por sí solo una obra de arte natural. Para componer uso criterios de diseño como color, tamaño, forma, textura, etc. Y voy jugando con combinaciones que me hacen sentir que todo está en equilibrio.
¿Cuál ha sido tu principal aprendizaje como artista?
Desde que comencé a realizar composiciones florales he notado que, a pesar de no ser la única haciendo este tipo de trabajos – y que por supuesto, existen otros artistas en Chile que componen con flores prensadas-, la creatividad es individual. Cada uno tiene su forma de crear, independiente de que el insumo sea el mismo, se puede reconocer claramente de quién es la obra, y me parece una de las cosas más interesantes y bonitas de este arte.
¿Qué es lo que te parece más innovador/llamativo de tu proceso de creación?
Lo que siento más llamativo de mis creaciones es que las plantas que uso para crear generalmente tienen un origen silvestre. Aprecio el tamaño y los colores de la floración de distintas malezas. A diferencia de las flores de corte -que en sí son muy perfectas, grandes y de colores vibrantes- , las malezas me permiten componer con tonos neutros y acercar la belleza real e imperfecta de la naturaleza a las personas.
¿Qué esperas causar en quienes conocen tu arte?
Me gustaría que mi trabajo logre de alguna manera crear un interés real por el paisaje natural, que genere en las personas una mirada diferente a las plantas silvestres y una redefinición del concepto “maleza”, utilizado para definir a una planta que no queremos que prolifere en un lugar específico. Me gustaría visibilizar que no existe nada mejor para un espacio que lo que crece naturalmente y sin intervención en él, y que existe belleza en cada detalle imperfecto.
¿Cómo es el día a día en tu trabajo? ¿Tienes horarios o trabajas de manera espontánea?
Actualmente tengo un trabajo formal con horario fijo, por lo que trabajo en el taller durante las tardes los días de semana, y los momentos más productivos son los fines de semana, en los que me dedico a realizar contenido para redes sociales y cuadros florales.
¿Tienes en mente algún nuevo proyecto?
Generalmente intento innovar en lo que voy creando. Trato de que todo lo que hago en el taller sea único, pero por ahora me estoy preparando para comenzar con un ciclo de talleres de prensado y composición floral online y presencial, además de hacer un libro que sirva de guía para el prensado botánico.
¿Cómo imaginas tu trabajo en un futuro?
Me encantaría que el taller tuviera un espacio físico, en un entorno natural donde poder hacer charlas y cursos de distintas ramas, pero todas enfocadas en la botánica y en lo natural. También me imagino desarrollando mis composiciones en formatos mucho más grandes.
¿Tienes alguna anécdota o experiencia especial que quieras compartir?
Cuando era chica, mi mamá -que estudiaba paisajismo en ese minuto- tuvo que entregar un insectario para un trabajo de entomología de la universidad. Ahí yo tenía ocho años.
Los mejores recuerdos de esta etapa de mi vida fueron esos paseos buscando mariposas, libélulas, escarabajos. Después de eso seguimos visitando parques durante mucho tiempo. Caminando entre las hierbas, escuchando en pleno éxtasis el sonido de las fuentes de agua. En otro momento tuvimos que hacer un herbario, ese fue el minuto en que el amor por la naturaleza -específicamente el detalle de las plantas silvestres- me cautivó.
Desde que empecé con este proyecto, mi familia y amigos me han apoyado mucho. En Antofagasta existen pocos tipos de flores, y la floración es en cortos periodos de tiempo por la falta de estaciones marcadas. Por eso me mandan flores prensadas de cada estación desde Santiago. Todos tienen prensas y les he ido enseñando en cada viaje que hago, así que de a poco todos tuvieron -no tan voluntariamente- que interesarse por el arte del prensado botánico.